Por Ignacio Naya - DPA

La inédita final del domingo es la historia de un vínculo estético. Mientras Holanda renunció a la belleza para apelar al pragmatismo, España es la heredera del "fútbol total" que encumbró a la "naranja mecánica" de 1974, liderada por Johan Cruyff. Los estilos no son los mismos, pero la idea que inspira a ambos tiene un hilo de conexión: la influencia del fútbol holandés en Barcelona.

El club catalán aporta siete jugadores a España. Seis ayer fueron titulares, sin contar a David Villa, fichado antes del Mundial. Barcelona es el club en el que Cruyff dejó su impronta. Primero como jugador y luego como técnico. En esa cultura se formaron los hombres que han transmitido a España una forma de jugar que une belleza y éxito.

España y Holanda nunca antes se cruzaron en un Mundial. El primer duelo será en la cima. Uno de ellos se convertirá en el octavo campeón mundial de la historia.